viernes, abril 28

Después de que casi me sacan la billetera en el Paseo Ahumada y que por mi cabeza pasaban miles de palabrotas contra el supuesto ladrón me subi a una micro que parecía tagada movil. Al fin del trayecto quedabamos 2 personas, sin contar al chofer, que heavy es que tu micro, la que tu manejas, vaya sola y más lata que el último pasajero en subir sea un escolar, algunas veces entiendo a los micreros, si es una lata manejar en las estresantes calles de Santiago media hora, imaginar que ellos pasan más de 5 horas diarias es como para andar con el animo por los suelos. El departamento estaba vacio, ayer me preguntaron por qué no arrendaba una pieza, no lo sé.

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