martes, julio 11



Ami vitale y sus proyectos en Chile
El nuevo talento de la fotografía norteamericana

Es una de las fotógrafas más prestigiosas: su currículum suma galardones como el World Press Photo y una beca de la Agencia Magnum. Vino a Chile por dos semanas pero su visita no ha terminado. en entrevista con "El Sábado", anunció que regresa en julio, esta vez con un proyecto personal entre manos. Aquí, un viaje por las imágenes que atrapa su mirada.

Por Marcela Escobar Quintana

Ami Vitale está de pie frente a los alumnos que esta mañana de junio la escuchan en la charla organizada por la Universidad Finis Terrae. Está de pie y en el centro del auditorio, pero no es ella quien acapara la atención. Su voz amable no puede competir con la imagen de un niño africano cubierto por la espuma de un jabón. Una foto en blanco y negro donde el contraste de esa piel desnuda con la sustancia de limpieza es la metáfora perfecta del choque de dos mundos. "Ése era mi jabón", informa Ami Vitale, la fotógrafa estadounidense de 34 años que esta mañana comparte su trabajo con estudiantes chilenos.

Su método es el siguiente: Ami prefiere llegar a un lugar y presentarse sin cámara en mano. Luego de ganar las confianzas necesarias, decide que se quedará un tiempo. Una semana, tal vez dos. La foto del niño cubierto de jabón la obtuvo en un viaje que hizo a Guinea Bissau, donde su hermana trabajaba para el Cuerpo de Paz. Pensaba que estaría sólo un par de meses y enteró los seis. Así, viajando y quedándose ­en Cachemira, en India, en los Balcanes­, se ha convertido en fotógrafa documentalista.

Ami Vitale ganó el año pasado el premio Canon Female Photojournalist; en 2003, una foto suya obtuvo el tercer lugar en el prestigioso concurso World Press Photo, y un año antes fue distinguida por la Asociación Nacional de Fotógrafos Profesionales como Fotógrafa del Año para Revistas. La agencia Magnum la premió con una beca. Sus fotografías aparecen en Time, The New York Times, Newsweek y National Geographic. Pese a sus galardones, a su evidente talento y a que participó en la inauguración de la exposición de Elliott Erwitt en el Museo de Bellas Artes, su visita a Chile pasó inadvertida.

Ami no estudió fotografía, sino que Relaciones Internacionales en la Universidad de Carolina del Norte. La fotografía siempre le interesó, más todavía cuando consiguió trabajo como editora de fotos en la Agencia Associated Press (AP).

­Estaba muy interesada en el mundo
y la fotografía se convirtió en mi pasaporte para viajar ­recuerda, sentada en el lobby de un hotel santiaguino­. Todos los días miraba las fotografías que llegaban a la oficina de AP, y sentía que la manera en que se cubrían esas historias era muy sensacionalista. Quería hacer las cosas desde otra perspectiva. Fue una difícil decisión dejar mi trabajo, porque era un espacio estable y yo tenía una vida estable. Renuncié y me fui a la República Checa, donde ya había estado. Ahí conseguí un trabajo en un diario. Fue muy divertido, tenía que tomar retratos de hombres de negocios y gente de la política, y pensé que no era lo que realmente quería hacer. Y a ese trabajo también renuncié.

Pero Ami ya se había colgado la cámara y no renunciaría más a mirar el mundo desde detrás del lente.

BELLEZA EN EL HORROR

No debe medir más de un metro 60 y por lo mismo cuesta imaginarla persiguiendo elefantes salvajes. Aquello fue lo que hizo en Assam (India), donde cubrió las arremetidas de manadas de elefantes estresados con el avance de las ciudades. Los animales arrasan con las plantaciones de té, las casas y todo lo que encuentran. Hay grupos de domesticadores que cobran una buena suma por llevarse lejos a las bestias.

¿Cómo encuentra estas historias? ¿Cómo se gana la confianza de una muchachita africana que está por sufrir el trauma de la circuncisión femenina, y logra fotografiarla antes y después de aquella mutilación?

Ami dice que ella no es la que busca. Que son las historias las que la eligen.

­Es como un viaje. Sólo miro. Sólo mantengo mis ojos abiertos.

Aquello tiene un costo. Ami Vitale es freelance y todo lo aquí contado ­su ir y venir, sus viajes a lugares exóticos­ deja de ser fascinante cuando hay que sumar y restar.

­Al principio ahorré dinero para hacer mis viajes. Invertí todo. Es duro hacer fotografía documental, pero he ganado becas con las que financio mis proyectos.

También recibe pautas y es enviada por algunas publicaciones a lugares determinados. Aunque varias de sus fotos hablan de la guerra, no todos sus trabajos remiten al frente de batalla.

­No estoy interesada en mostrar la guerra, sino en cómo determinada cultura se está perdiendo ­reflexiona Ami Vitale. ­No creo que debamos cerrar los ojos a las terribles cosas que suceden. Tengo un amigo fotógrafo que vive en París y que ha trabajado en sitios como Afganistán. Él dice que cuando vuelve a París se siente como en el Titanic. Bebe champaña, disfruta de la vida, mientras afuera hay un mar de sangre y guerra y pobreza. Uno no puede ignorar lo que sucede en el mundo. En las más horribles situaciones puede haber mucha belleza.

La serie de fotografías que Ami Vitale tomó a la circuncisión de la niña Awa Balde hablan de eso. De un rito ancestral y pavoroso. Pero en el primer plano del rostro de la pequeña de cinco años sobrevive, todavía, una perturbadora belleza.

Aunque en los reportes de prensa figura Nueva Delhi como su residencia, Ami se mudó hace poco a Barcelona, donde vive su novio mexicano. Por eso se esfuerza en hablar en español, idioma que no domina, pero que algo entiende. A Chile llegó invitada por la Embajada de Estados Unidos y participó en un programa de colaboración entre la Universidad de Carolina del Norte y la Universidad Gabriela Mistral. Como maestra del área de fotografía documental, Ami viajó hasta San Pedro de Atacama junto a estudiantes de Estados Unidos y Chile.

­Esta es mi primera visita. Es increíble cuando sobrevuelas Atacama, parece la Luna; parece que ningún ser humano viviera allí. Nunca vi un cielo tan claro en mi vida. Lo que allá ocurrió fue mágico.

Ami anuncia que tiene en mente un proyecto sobre Chile. "Pero no puedo hablar de ello", se excusa. "Estoy hablando con el editor de una revista y espero estar de vuelta pronto". Conociendo su método, el suyo será un largo regreso.

El Mercurio

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